martes, 26 de agosto de 2008

Personas especiales.

Qué triste es esperar días supuestamente felices para confirmar una realidad que sabías que estaba ahí. Triste y, al fin y al cabo, reconfortante, porque te demuestra que no estás loca y que no te entran paranoias espontáneas de vez en cuando.
Y aún así soy feliz, así que no me llaméis pesimista.

Hola, me llamo Patricia y soy una soñadora que vive en el mundo real.

viernes, 15 de agosto de 2008

Pensamientos en una fría mañana de agosto.

Acompañada por un perro con más suerte que yo, que huye de su ama, libre, cuando ésta a gritos le llama: "Lucky, a casa". Él no hace caso, se escuda en su identidad canina, no tiene por qué entender lo que le dicen. Ya me gustaría a mí... y es que, a pesar de ser muy perra, no me puedo hacer la sorda cuando gritan mi nombre a voz viva.
Intoxicada por el humo de mis pensamientos, que no me coloca si no en el sitio que debo estar. 'Deber', qué palabra más fea y tonta. Yo debo ¿qué? No le debo nada a nadie, nunca me gustó ser una morosa; ni si quiera me debo nada a mí misma: hago lo que puedo por no sentir este peso, es lo único que hago a mi favor. Y es que soy una poeta frustrada, engañada por el ideal "si quieres puedes", pero yo veo cómo los versos pasean ante mí, y yo con las manos de la memoria llenas de grasa: esos versos se me escapan.


Y aquí, mientras, yo sentada ya abandonada por Lucky y por su ama. Y así, como cada día, disfruto de este silencio en el que me encuentro sumida. Y no hay nada más aterrador que preguntar y encontrar un vacío como respuesta; o un gesto como pregunta y no saber qué contestar.
Pero no voy a llorar porque ya sabía que esto iba a pasar... de largo, como los trenes, hacia la estación de "nunca volverá". Qué rayada y sólo son las nueve (las diez como mucho) de la mañana; que si fuera por la tarde, yo estaría incluso alegre porque allí, en el mundo de los sueños, nunca jamás llueve; pero en la azotea de mi mente no paran de aparecer goteras, a cuentagotas... eso agota, ¿sabes?

Pero que te voy a contar si tú, como yo, lo entiendes. A base de bastonazos a las ilusiones y de abrazos inexistentes, hemos aprendido que no somos tan diferentes y que el secreto, no tan oculto, es pasar de la gente. Gente ruin, sin llantos, con sonrisas, sin sombras... sí, ya, esta vida no es tan fácil, seguro que algo tienen. Aunque la vida es sólo eso: vida, ni fácil ni difícil, ni bonita ni placentera. Lo hermoso es vivir, 20 años como pocos, o 70 como cualquiera; que lo importante aquí no es la cantidad, sino la calidad, y mucho más la intensidad.
¿Que con 18 años no te drogas, ni amas la música, ni si quiera follas? ¿Que no te comprometes por nada porque no quieres morir? Tío, deja de intentarlo, que ya estás muerto. Pínchate y compruébalo: no vas a ver sangre, como sangre vi yo salir de mis entrañas cuando arriesgué y perdí, y como sangro yo cuando la música termina. Y aquí estoy, en pie sobre una sola pierna, haciendo equilibrios y sonriendo con la fuerza que me queda. Cuando me llegue el momento de desaparecer, seguramente mi último pensamiento sea: "he sido feliz en este mundo de mierda y ahora me voy, que el infierno me espera".
Y es que si he conseguido superar una infancia de la que apenas guardo recuerdos (los quemé a la luz de unas velas, para no tener motivos de pelea); si he superado personas indeseables, personas buenas que tornaron en malas y personas, a secas; si he conseguido sobrevivir a personas de mentes cuadradas con bates redondos que no entienden de palabras, que no entienden nada; si he conseguido superar decepciones de sociedades calladas y esclavizadas sin grilletes a las que traté de remover por dentro, sólo por joder, por dar a entender lo que pienso y siento. Si he conseguido todo eso, ya sólo me queda esperar a morir sola, porque así se muere: con uno mismo. Pero no me llaméis pesimista, escuchadme hasta el final: uno no es sólo uno. Uno es con quien se cruza por la calle y le enseña lecciones, sin conocerse. Uno es todo por lo que se ha interesado, ha defendido y arriesgado. Uno, en su soledad, es mucho más que 20 que intentas ser uno.

Si eliges bien tus pasos y te paras a pensarlo, me darás la razón... algún día.