Está muy visto el "a veces yo.." para empezar un poema.
Estoy cansada de mirar por la ventana en busca de inspiración.
El "me pregunto si..." ya ha perdido todo el sentido para mí.
Y en mi cabeza resuena aquella vieja y desgastada canción
que cuenta mis tristezas del pasado, y mi lastre del presente.
El futuro se pinta de colores chillones,
pero me falta descubrir si chillan de dolor,
de locura
de tristeza
o por pura desesperación.
No encuentro mi ritmo para estos versos,
y poco me importa.
He decidido que las costumbres no están hechas para mí
porque yo no sé estar parada como ellas se mantienen.
Y no quiero conjugar los verbos como tendría que hacerlo,
no me parece una buena forma de expresarme.
No creo en la certeza,
ni en el "seguramente"
Sería rendirme a la tranquilidad,
pero no busco estar estable.
Me gusta mi rareza,
mi vida frenética,
mi rutina insensata,
mis versos inacabados.
No saber qué voy a hacer
luego, o ahora mismo.
Que no me importe el qué,
ni el dónde, ni el cuando,
y mucho menos el por qué.
Alma enfrascada en misterios
resueltos por el tiempo,
de camino al mañana.
Sonrío sin conocimiento de causa,
y lloro por saber el final.
Sufro con los planes inamovibles,
me hincho si salen mal.
Y ahora que se acerca el momento
de dejar caer el telón aquí,
prefiero desaparecer entre bastidores,
a ser yo quien decida
cómo tiene que acabar.