martes, 10 de febrero de 2009

Yo quiero.

Catarsis. Es una palabra bonita. Catarsis.

catarsis.

(Del gr. κάθαρσις, purga, purificación).

1. f. Entre los antiguos griegos, purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza.

2. f. Efecto que causa la tragedia en el espectador al suscitar y purificar la compasión, el temor u horror y otras emociones.

3. f. Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda.

4. f. Eliminación de recuerdos que perturban la conciencia o el equilibrio nervioso.

5. f. Biol. Expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas al organismo.


Pues eso.

martes, 3 de febrero de 2009

Conversación Ficticia.

No podía parar de moverse en la cama, dándole vueltas a las palabras que quería expresar y que sabía que no se atrevería nunca a decir. Ella imaginaba la conversación, y siempre empezaba con su voz diciendo:

-Eres la típica persona de la que yo me enamoraría.

Y él diría:
-¿Tienes una típica personalidad de la cual enamorarte?

Y así seguiría:
-Sí, una personalidad muy parecida a la tuya.
-Explícame eso.
-Una persona con la que poder hablar, que me entendiese cuando quisiera expresar algo sin necesidad de tener que expresarlo, pero dejando que aún así lo diga. Y dándome su opinión sin que le importase casi nada mi reacción, pero preocupándose si ve que reacciono mal. Ese tipo de personalidad.
-Entiendo.
-Ya.
-Y, si soy tu tipo, ¿por qué has dicho que sería la persona de la que te enamorarías y no has dicho que está enamorada de mí?

Aquí ella tardaría en contestar, pero al final lo haría.
-Bueno. Existen varias razones. La primera: sé cuando una causa está perdida... y no precisamente porque crea que no te enamorarías de mí, sé que sí lo harías. De hecho, a veces pienso que en cierto modo, ya lo haces.
-Ah, ¿sí?
-Sip. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es que no puedo. Ni tú puedes. Los dos sabemos que no podemos. Sería una tontería.
-¿Y las demás razones?
-La siguiente razón que cobra sentido en mi cabeza es que no estoy tan loca como para decirte que estoy enamorada de ti. También puedes llamarlo miedo, no tengo inconveniente, y sé que lo estás pensando.
-Sabes mucho.
-Lo justo para saber que estoy a gusto manteniendo esta conversación contigo gracias a la amistad, y que no quiero perder esa posibilidad.

Aquí se estancaba, porque ella misma no sabría qué responder ante algo así. Tal vez un "me alegro" y seguir hablando de otra cosa. Tal vez un silencio que otorgara y seguir hablando de otra cosa. Tal vez un "tengo que irme", para no volver. Muchas teorías, ninguna segura.

Entonces se durmió. Y a la mañana siguiente no recordó nada.

Y era así noche tras noche. Hasta que un día se atrevió a decirlo, y nada fue como esperaba.