martes, 22 de abril de 2008

Desgarro.

Éstas son las gilipolleces que uno escribe cuando está jodidamente triste y que se atreve a enseñar cuando uno las ha medio superado:

No sé si aún me dura la borrachera del viernes o es que la vida real se retuerce por momentos, gira sobre sí misma quedando lo que era sonrisa feliz, triste llanto.
Ahora camino por la sombra, de la mano de un recuerdo, que hace que rememore la vida, que quiere que sienta el viento.
Pero sólo soy capaz de ver el cielo en el charco que ha formado mi alma con su lluvia.

1 comentario:

Ernesto Castro dijo...

Hola, veo que te recuperaste de lo del viernes. Yo no veo las borracheras desde un punto trágico.

Al fin y al cabo solo los borrachos y los niños dicen la verdad