lunes, 26 de mayo de 2008

La realidad hecha relato.

Me gustaría poder hablar de la realidad. Escribir un libro real. En un derroche de imaginación lo llamaría "La Realidad". Pero, obviamente, no me refiero a una novela realista... ¿dónde estaría entonces la originalidad? No, no. Me refiero a una novela basada en lo que pasa día a día, y tampoco me refiero a una crítica social... Sé que tal vez no me explico con la claridad que es necesaria, lo intentaré de nuevo.

Me gustaría poder sentarme en un banco de una calle y escribir las cosas que pasan frente a mis narices. Tal vez la trama no sea muy buena (total, no habría continuidad, sólo sería un trozo de calle), pero quedarían reflejadas muchas cosas de la vida cotidiana.

A veces hago un ensayo de esto que estoy diciendo: me pongo a escuchar a la gente por la calle. El otro día, sin ir más lejos, escuché a una niña diciéndole a su padre: "papá, ¿y aquí hay lobos?" Pobre ilusa... acababa de cruzar una carretera de Madrid... ¿qué lobos iba a haber allí? El padre no sabía qué cara poner para no decepcionar a su hija.
¿Para qué necesitas más fantasía cuando tienes las palabras de una niña? ¿Para qué más ritmo si estás escuchando su tono de voz ilusionado?

A menudo nos paramos a buscar la belleza en lo más complicado: busca formas extravagantes, colores chillones, y composiciones imposibles. Y total, ¿para qué? La vida es la vida. La vida... es vida. No le busques un adjetivo a eso... símplemente vívela y ya habrás cumplido todo objetivo. disfruta de lo que tienes... de esas cosas que son tan pequeñas que ni si quieras las recuerdas a la hora de recordar... pero ¿sabes qué? Eso es lo bello: poder vivir sin pararte a pensar, sin pararte a recordar que tienes que acordarte de esto o de lo otro... Dentro de unos años, una imagen te asaltará la memoria, y recordarás todas esas tonterías de un tirón.
ay, lo que me gustaría poder destruir todos y cada uno de los relojes para que el concepto del tiempo no existiera. Hace no mucho me di cuenta de que cuando mejor me lo paso es cuando no tengo la necesidad de mirar la hora: se me olvida todo, disfruto de lo que estoy viviendo... y se me olvida que existe el tiempo, no recuerdo qué eran eso de los minutos, y le regalo a las horas alas apra que vayan veloces. Sólo soy consciente de que el tiempo existe cuando de pronto empiezo a notar mis músculos más pesados, mis párpados vagos, y mi voz cansada.

Qué bonito sería escribir un relato en el que no se notara el tiempo, en el que el color de los zapatos de la protagonista diera lo mismo, en el que ni si quiera la historia fuese lo importante. Un relato en el que desapareciera hasta el espacio, describiendo sólo las acciones. Cuánto nos reiríamos y lloraríamos, cuántas emociones seríamos capaz de albergar sin necesidad de inventar esas emociones.

2 comentarios:

Valerian dijo...

Yo te digo que ese relato tuyo de poner "tal cual" la realidad, o un fragmentito de ella en un libro es imposible. Meterla entera es imposible. Si decides aislar algún cachito, como si hay lobos tras cruzar la carretera, ya estás aislando, estás cogiendo una parte que a ti te interesa, en la que te has fijado aunque luego la olvides. Pero la realidad es más grande. Más anodina y más relevante al tiempo. También la realidad es cómo le da el Sol a unas plantas durante todo el día. Menos un ratito que se nubla. Y eso es real. Como el funcionamiento de una arqueta o incluso el funcionamiento del forjado sobre el que pisas para que no se caiga. Pero eso es una realidad que de puro aburrido, normalmente no te fijas, o te fijas en unas pequeñas partes relevantes. Alguien puede describir cómo llega esa luz a la planta (o dibujarla) o puede explicarte el funcionamiento técnico de los forjados. Pero ya están también aislando la realidad y normalmente transformándola (dado que una descripción por mucho que quieras sigue sin ser el objeto descrito real)

Conclusión. No se puede hacer. Es inútil. Ve a vivir la vida y olvídate de cuentos. Es lo que dices. Si quieres realidad. Luego ocurre que muchas veces, por comodidad, y porque nuestras mentes funcionan en parte así, o incluso por otras razones, nos gusta clasificar las cosas, a veces de forma obvia (esto de aquí es una cama y esto de aquí una persona) y otras veces de una forma más abstracta (esta persona es digna de confianza, ésta de aquí no; esto es "tal estilo" esto es "tal otro estilo"). Eso permite que podamos escribir cosas. Que si yo leo tu descripción de la niña diciéndole al padre "papá, ¿y aquí hay lobos?" lo pueda entender e imaginármelo. Pero la Realidad, la de verdad, escapa incluso a esas categorías tan sencillas de padre, hija, lobos y carretera. No he estado allí y no puedo obviamente describirlo, a lo sumo imaginarlo. Pero que en la realidad hay algo más profundo, que hay algo que se parece a los lobos, que hay dos energías pensantes, que hay un entorno que también influye en la situación y una observadora que luego me relata los hechos es lo que ahí veo de premisas. Y más cosas que habrá que no has visto, o que no te has fijado de puro irrelevante. Vaya, ahora hay cosas irrelevantes y relevantes. Más categorías. Peor la realidad escapa de categorías y de vallas que le podamos poner al campo.

Por eso sí, coincido en que si te quieres acercar a la realidad has de olvidar el tiempo en el sentido tan tan cerrado que existe hoy día. (bueno, aunque realmente es una cosa total y absolutamente variable según la ciencia).

Y por esa extensión de la realidad tal como es, más allá de lo que nuestros sentidos son capaces de recibir y nuestra mente de interpretar muchas veces la memoria omite o deja en stand by muchos elementos. Sería curioso alguien que lo pudiera recordar absolutamente todo. (alguna historia sobre ello creo que hay)


Yo por mi parte prefiero intentar hacer mi inútil intento de entender lo que veo, mejorar a través de una aproximación (emotiva, sensorial, conceptual) lo que hay tanto ahí fuera como aquí dentro. Quizá con ello pueda crear una realidad algo mejor.

Alquimista Rojo dijo...

Me gusta la iniciativa, deberías intentarlo. El verdadero escritor no es que se exprese mejor, no es que tenga más imaginación... Simplemente tiene otra mirada. Y yo creo que tú tienes esa semilla.

Me encanta esa idea del arte de las cosas normales, del arte de las cosas pequeñas ("El dios de las pequeñas cosas", ¿no? XD a veces me lo llamo a mí mismo). El otro día estuvimos hablando de esto en el aula de poesía, a raíz de un poema de una chica... Deberías pasarte.

No me ha quedado claro si querías hacer un relato normal, o sin tiempo... :P

P.D.: A Valerian le diría que se equivoca. Sí se puede hacer, una cosa es que sea imposible y otra cosa que sólo lo consiga la buena literatura. Hay que ser bueno para recrear el contexto, pero ya se ha conseguido. Te recomendaría "El Jarama", de Sánchez Ferlosio.

Claro que es una realidad interpretada, pero es que la escritura no es plasmar nada. Hay que saber leer entre líneas, ¿no?