viernes, 30 de mayo de 2008

Merlina (Parte Primera).

[Para ti, aquí tienes una inventada.]

Mi nombre es Merlina. Ya sé que parece un pseudónimo, pero no lo es. Toda mi infancia han estado burlándose de mi nombre, aunque a mí no me importaba mucho, me divertía decirles a los niños que si no me dejaban en paz, conocerían el motivo de mi nombre viéndolo a través de ojos de sapo. Lo cierto es que a mis padres les gustaba el nombre, era una forma de decir que yo era cosa de magia, una especie de broma que guardaríamos nosotros tres para siempre, una especie de unión sagrada.
Cuando entré en la adolescencia, época de conocer gente y más gente, nunca decía mi nombre completo, me presentaba como Merli; me daba vergüenza dar a conocer mi nombre... hasta que la conocí.
Ella era pelirroja, fue lo primero que me llamó la atención de su singular figura. La piel, como la de todas las pelirrojas, era blanquecina salpicada con unas graciosas manchitas marrones. Su cuerpo, siempre lo pensé y lo pienso aún ahora, era demasiado pequeño para el corazón tan grande que tenía. Sus ojos verdes brillantes eran como dos pelotas de tennis en medio de su cara. Y sus manos, siempre llenas de anillos fabulosos que me dejaban fascinada, eran de largos y finos dedos hechos para tocar el piano, aunque no lo tocara por miedo, decía, a estropear alguna melodía ya famosa.
Han pasado 10 años (siete meses y doce días) desde que la conocí aquella noche, y aún me arrepiento de no haberle preguntado su nombre.

Nos vimos en ese bar del que no recuerdo más que la mesa de billar. Ella iba acompañada de una amiga mía y los treinta segundos que tardaron en llegar desde donde estaban ellas hasta donde estaba yo se ralentizaron extendiéndose hasta los dos minutos. Nos mirábamos a los ojos, yo a los suyos verdes danzarines, ella a los míos marrones y aburridos. La veía andar lentamente, moviéndose con una especial gracia que nada tenía que ver con los contoneos inventados para ligar. Pasaba una mano por su pelo, y fue cuando me fijé por primera vez en su pelo y en sus anillos: un gran anillo negro con una piedra azul adornaba su dedo anular, y en el pulgar un símbolo celta en plata. No podía dejar de mirarla, y ella me miraba igual a mí. Cuando por fin llegó al billar donde yo estaba me sonrió, y dijo:

-¡Eres muy morena!

Entonces fue cuando salí de mi ensimismamiento, analizando lo que me había dicho e intentando averiguar qué había querido decir. Me mire el brazo derecho y comprobé que mi piel seguía siendo casi tan blanca como la suya y me reí.

-¿Cómo?
-Sí, tu pelo: ¡es muy moreno!

Estaba perpleja. Cuando la vi me había parecido que esa era la chica sería la persona más interesante que me encontrara jamás, y ahora, que estaba frente a mí sólo era capaz de decirme que mi pelo era moreno. Miré a mi amiga, y ésta estaba doblada por la mitad, riéndose a carcajadas. Yo no entendía nada, ¿era una broma? Tal vez la chica estuviera borracha. Ella sonreía radiantemente, y no he vuelto a ver sonrisa igual. Se sentó al borde de mi querida mesa de billar, y seguía mirándome con los ojos muy abiertos, con sus dos pelotas de tennis fijas en mí. Yo me senté, como ella, en el filo de la mesa, sin apartar la mirada.

-¿Cómo te llamas? - me preguntó.
-Merli -contesté.
Ella negó con la cabeza enérgicamente.
-No, no, no, tu nombre de verdad.
-Ése es mi nombre de verdad.
-¿En serio? ¿Eres una auténtica Merlina?
Dio un salto bajándose de la mesa, parecía en éxtasis. Yo afirmé con la cabeza lentamente, empezaba a darme miedo. Miré hacia mi amiga, pero había desaparecido. A mi gesto, Ella me cogió una mano y tiró de mí hacia ella. Cuando mis pies tocaron suelo, Ella me cogió de la cintura y me separó de la mesa. Comenzó a dar vueltas alrededor de mí, muy despacio, como examinándome, sin perder nunca su sonrisa.
-Eeeeeeeeeh...
-¡Es verdad! ¡Eres una Merlina!
-Oye, no soy hechicera ni nada de eso, por si lo estás pensan...
Ella me lanzó una miada casi asesina, sus ojos amables ya no lo eran tanto.
-No estoy loca, ¿sabes? No creo en la magia. Esto no tiene nada que ver con la magia.
-Ah, ¿no? -ya no sabía qué decir. No tenía ni idea de qué iba aquello.
-¡Qué va! Verás, te lo explicaré...



[Si quieren que continúe, marquen el uno (o para el caso, dejen un comentario), si se la sopla profundamente, marquen el dos (o pasad de mí)

PD: si la continúo, le buscaré un nombre mejor, lo prometo]

2 comentarios:

Alquimista Rojo dijo...

Sigue, sigue, a ver qué nos quieres decir con el texto o.o


Hasta ahora la pava parece un kender, has leído Dragonlance?

Anónimo dijo...

Como ya te dije, me gustaría que continuaras la historia si ya la tienes escrita...y si no, significa que ésa es la historia.
Gracias por modificar esto para que pueda escribirte cositas ^^ y tambien por mantener mi anonimato poco a poco no tan anónimo.

Abrazos