sábado, 10 de mayo de 2008

Reflexiones a través de la lluvia.

Hoy llueve y yo sin cámara, joder. Esto es mala suerte... o según como se mire, porque si no fuera porque el objetivo de la cámara mira para donde no tiene que mirar, yo no estaría escribiendo. Tal vez la inspiración se fue de farra con la lluvia; por eso esa tan larga temporada sin ver a ninguna de las dos. Ahora que, paradójicamente, vuelven los días fríos de fuertes lluvias que empañan los cristales vuelve también la inspiración, paradójicamente, para desembotarme el cerebro.
Siempre me gustaron las tardes nubladas, el frío que hiela el alma y la lluvia que cala hasta los huesos. Siempre lo vi todo más claro cuando la ventana de mi cuarto estaba manchada con las gotas de agua. Siempre pensé que algunas personas deberían salir a la calle y cantar y bailar bajo la lluvia, dejando al lado el estrés y las preocupaciones, viviendo como no han vivido ni vivirán en su vida; dejando que el chaparrón purifique sus almas y la ventisca se lleve todo el peso que soportan innecesariamente. Pero también tuve siempre el suficiente sentido de la realidad como para saber que hay gente que jamás se atreverá a andar sin paraguas bajo las inofensivas gotas.
El libro, desde la mesa, me grita que le preste un poco de atención y yo, que soy más terca que él, le grito que me deje en paz: que no me apetece pensar en guerras civiles y en repúblicas que no cuajaron; que me apetece pensar en la república venidera, la que triunfará definitivamente; que me apetece seguir construyendo castillos en el aire. Así sonrío, aunque no sé hasta cuándo. Puta felicidad del tonto, pero felicidad al fin y al cabo.
Yo, como los delinqüentes, también veo Trabubus de vez en cuando. Pero los míos viven en la lluvia, y me susurran cosas, verdades; a veces son malos y me susurran alguna mentirijilla que yo acabo creyéndome. Claro, así luego las hostias que me meto son chiquititas... pero sin hostias, no hay aprendizaje y me encanta saber, conocer, poseer, admirar, dominar... follarme a las mentes. ¿Cómo iba a ser capaz de follarme a las mentes sin conocer sus trastornos? ¿Cómo iba a ser capaz de conocer los trastornos sin saber lo que causa dicho trastorno? ¿Y no es verdad que cuando sientes algo en tus propias carnes lo aprendes con mayor facilidad? No estoy diciendo que me guste llevarme golpes... pero a veces son necesarios; a veces, llega un momento en que tienes que dar gracias por todos los tropiezos que has sufrido en tu vida.

Miradme, es que ya no sé ni lo que digo... esto tiene que ser culpa de la lluvia.



[Lluvia en soledad, Celtas Cortos]
http://goear.com/listen.php?v=9f513df

3 comentarios:

J. dijo...

Hola,
escribes bien, muy bien.
E interesante.
¿Estás segura de que sólo tienes 17 años?

Volveré.

. dijo...

Pues al final he acabado aquí. Cuando tenga un ratico más largo leeré todo lo que dices, por ahora no lo he hecho, no te voy a engañar. Me gusta pensar que eres una amiga que tengo en aquella ciudad tan lejos. Cuídate un montón y como digo yo: Sigue bien. TYSM

Sayuri dijo...

No sé muy bien porqué, pero la lluvia me fascina. Y ese olor húmedo tan característico que repta por tus huesos y a veces incluso te provoca escalofríos. Ese ambiente fresco y lozano te despeja y purifica.

Saludos.